miércoles, 26 de agosto de 2009

Mensaje papal sobre el redescubrimiento del sacramento de la Penitencia

Excelencia reverendísima:

Con motivo de las sexagésima Semana Litúrgica Nacional, que se celebrará en Barletta del 24 al 28 de agosto próximo, con alegría le hago llegar a usted, a los colaboradores del Centro de Acción Litúrgica (CAL), a los relatores, y a todos los participantes el cordial saludo del Sumo Pontífice, quien desea un sereno y fecundo desarrollo del encuentro y asegura a todos un especial recuerdo en la oración.

Él expresa aprecio por el compromiso de estas décadas, en constante adhesión a la doctrina y a las indicaciones de la constitución conciliar Sacrosanctum Concilium (SC), y en sabia obediencia al episcopado y a la Santa Sede para proponer el misterio de la fe, que se entrega al hombre en la Iglesia en cuanto celebrado (Cf SC, 6-7). Al mismo tiempo invita a la CAL a continuar este camino con la misma fidelidad y el mismo espíritu, ayudando a difundir entre los obreros de la viña del Señor nuevo aliento y nueva perseverancia.

En estos sesenta años, las semanas litúrgicas han ofrecido a obispos, sacerdotes, personas consagradas, expertos, responsables diocesanos, fieles que aman la liturgia, preciosas oportunidades de profundización, siempre desde una perspectiva de servicio eclesial, es decir, la de hacer crecer la comunidad en el espíritu y en la vivencia litúrgica. Ha sido posible acercarse a su centro (la Pascua, la Eucaristía), a sus articulaciones (sacramentos, Palabra de Dios, Liturgia de las Horas, Año Litúrgico), y a su relación con la vida, la cultura, el arte, la música. Gracias a la sucesión ininterrumpida de las Semanas y al trabajo de quienes las han programado y aplicado, la Iglesia en Italia, y sobre todo las diócesis en las que se han celebrado, han sacado un gran beneficio, creciendo en celo por "la plena y activa participación de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano" (SC, 14).

El tema de la sexagésima semana, "Celebrar la misericordia. 'Dejaos reconciliar con Dios'" (2 Corintios 5, 20), se hunde en este surco, llamando la atención sobre el sacramento de la Penitencia o Reconciliación, una elección particularmente oportuna ya sea por su importancia ya sea por su actualidad, 35 años después de que entrara en vigor para la Iglesia en Italia el nuevo Rito de la Penitencia, y en feliz coincidencia con el Año Sacerdotal. El objetivo de vuestro encuentro consiste en comprender todo el proceso penitencial de la vida cristiana, en el que el sacramento se integra como momento fuerte, siempre en un contexto eclesial. Será interesante verificar si más allá del cambio del rito, se ha formado una adecuada mentalidad teológica, espiritual y pastoral.

En este sentido, el Sumo Pontífice, en un mensaje enviado a los participantes en el reciente vigésimo curso con motivo del fuero interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica, afirmaba: "En nuestro tiempo una de las prioridades pastorales es sin duda formar rectamente la conciencia de los creyentes porque... en la medida en que se pierde el sentido del pecado, aumentan los sentimientos de culpa, que se quisiera eliminar con remedios paliativos insuficientes. A la formación de las conciencias contribuyen múltiples y valiosos instrumentos espirituales y pastorales que es preciso valorar cada vez más" (Benedicto XVI, 12 de marzo de 2009). Y añadía: "Como todos los sacramentos, también el de la Penitencia requiere una catequesis previa y una catequesis mistagógica para profundizar el sacramento per ritus et preces... Además de la catequesis hace falta un sabio uso de la predicación, que en la historia de la Iglesia ha asumido formas diversas según la mentalidad y las necesidades pastorales de los fieles".

Junto a una adecuada formación de la conciencia moral y una madurez de vida y celebración del sacramento, se necesita favorecer en los fieles la experiencia del acompañamiento espiritual. Precisamente por este motivo, seguía observando el Papa, hoy "se necesitan 'maestros de espíritu' sabios y santos", exhortando a los sacerdotes a "mantener siempre viva en sí mismos la conciencia de que deben ser 'ministros' dignos de la misericordia divina y educadores responsables de las conciencias", inspirándose en el ejemplo del cura de Ars, san Juan María Vianney, de quien precisamente en este año recordamos el 150 aniversario de su fallecimiento.

Su Santidad invoca la celeste intercesión de la Virgen María, Madre de Misericordia, para que la sexagésima semana litúrgica contribuya a favorecer una reanudación y renovación en la celebración de la Misericordia y en la experiencia significativa del Perdón divino, y, agradecido por el servicio que presta a la Iglesia el Centro de Acción Litúrgica imparte de corazón a su excelencia, al arzobispo de Trani-Barletta-Bisceglie y Nazaret, a los demás obispos y a los sacerdotes presentes, a los relatores y a todos los participantes una especial bendición apostólica.

Por mi parte aseguro un recuerdo en la oración, y aprovecho la oportunidad para confirmarme afectísimo en el Señor.

Cardenal Tarcisio Bertone

Secretario de Estado

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