miércoles, 19 de agosto de 2009

De la Comunión en la mano II




Para mejor comprender éste artículo sería bueno leer los siguientes artículos procedentes de distintos sitios web:












En éste artículo me gustaría hablar brevemente sobre por qué considero yo la Comunión de rodillas y en la boca como la mejor.


No pondré ahora textos de los santos ni del Santo Padre. Tampoco pondré fotos comparativas ni hablaré sobre de que forma administra la Comunión nuestro Santo Padre Benedicto XVI.


Ahora simplemente quiero expresar con mis palabras ésta gran cuestión.




Antes de comenzar me gustaría tratar dos cosas:




1- Cualquier persona que lea esto puede pensar "Sí, estoy de acuerdo, me parece muy bien comulgar de rodillas y en la boca. Me parece muy fácil comulgar en la boca y a partir de ahora lo haré. Pero, ¿como voy a hacerlo de rodillas si no hay comulgatorio ni nada que se le parezca?".

Bien, ante esto me gustaría decir dos cosas. Primero, que pese a que no hay comulgatorios en la iglesias (o si los hay no se usan) ni tampoco hay un banco ni nada frente al Sacerdote, debría haberlo, para facilitar y garantizar a todos los fieles la Comunión de ambas maneras, puesto que la Iglesia manda que se tengan en cuenta las dos. Segundo, pese a que no haya nada donde arrodillarse, la mayoría de las personas podemos hacerlo en el suelo frente al Sacerdote. Si es un tema de vergüenza, me parece triste que tengamos vergüenza para recibir de la mejor manera posible a Jesús Sacrametado.


2- Sería recomendable leer el enlace "Gestos y posturas en la Santa Misa" para comprenderme mejor cuando hablo de los signos sensibles.



Bien, como decía uno de los artículos que he puesto arriba, falta fe en la Presencia Real.

Alguno se escandalizará si digo que pienso que se debe solo a la Comunión de pie y en la mano.

Pues bien, como es obvio, la culpa no es solo de esto.

La culpa es de la mala interpretación del Vaticano II, de los pastores que en realidad son lobos del rebaño, de los modernistas, de los protestantes infiltrados, de la desidia, de la mala catequesis, del poco interés, de la falta de predicación, del Demonio que ataca por todo flanco y de la forma de comulgar.



Así pues, voy a hacer una pequeña comparación de las dos formas de comulgar:



En la mano: Algunas personas argumentan para defender la Comunión en la mano que en la Última Cena los Apóstoles comulgaron en la mano. Ya trataré ésta cuestión en otro artículo.

Al comulgar con la mano es obvio lo que hacemos: tocar a Jesucristo.

Sabemos perfectamente que no es necesario hacerlo, puesto que una mujer quedó sanada al tocar el vestido de Jesús, pese a que no lo tocó a Él.

En cada partícula de la Hostia está Cristo entero: cuerpo, sangre, alma y divinidad.
Tocar a Dios es algo que se sale por completo de nuestra capacidad.

No es algo que corresponda hacer a los laicos, puesto que no somos los Ministros de Cristo, sino pobres ovejas que vamos a que nos den el Pan de Vida.
Igual que no podemos tomar la Hostia del copón, no deberíamos poder tomarla de manos del Ministro de Cristo.

Por otra parte, las manos pueden estar sucias, llenas de cualquier cosa.
Alguno dirá, "¡pero si la boca puede tener cientos de bacterias!", ¡es cierto!, pero sabemos que por la boca debe pasar la Hostia necesariamente. Es igual en que lugar del cuerpo se ponga, que ha de pasar necesariamente por la boca.
Al tocar a Dios con las pobres manos que trabajan cada día y que pueden estar sucias de cualquier cosa estamos haciendo una muestra (aunque solo sea en razón al signo, y no una verdadera falta moral) de irreverencia.


Pero hay otras dos cosas bastante más importantes:


La Comunión en la mano puede dar lugar a sacrilegios espantosos.
Cuando se daba la comunión en la boca para las Misas negras se necesitaba un ex sacerdote católico. Desde que se permitió la Comunión en la mano han cambiado las normas, y ahora se necesita una Hostia verdaderamente consagrada. Supongo que no es necesario que diga que cosas hacen esos pobres degraciados con el cuerpo de Cristo que han robado de cualquier iglesia al ir a "comulgar".
Pero no solo es eso. Hace poco en una ciudad cercana a la mía un grupo de estudiantes entró en un templo y se acercaron a "comulgar". Recibieron la Hostia en la mano y se la llevaron fuera, donde pusieron un cartel que decía "Repartimos hostias".




Por último, es muy importante considerar el signo. La Liturgia de la Iglesia se sirve constantemente se signos sensibles para manifestar realidades maravillosas.
Así pues, nadie negará que musestra muchísima más devoción, piedad y adoración en recibir la Comunión en la boca, alejándonos de todo peligro (sacrilegio, caída de la Hostia, suciedad, entretenernos en poner las manos, mostrar irreverencia, etc) y mostrando nuestra pequeñez e indignidad de tan grande Sacramento.


RECIBIR LA HOSTIA EN LA MANO PUEDE SER UNA MUESTRA DE IRREVERENCIA Y DAR LUGAR A TERRIBLES SACRILEGIOS
Cierto es que casi nadie de los que comulgan en la mano tiene el deseo ni la conciencia de ser irreverente, pero insisto en profundizar en la necesidad de signos sensibles en la Liturgia.



De pie: Este problema no es ta preocupante como el de las manos, puesto que no puede dar lugar a sacrilegios ni profanaciones. Tampoco preocupa en este caso el tocar a Dios ni la suciedad.


Pero surge otro problema, más uno que ya he dicho antes y que es siempre muy importante en cualquier acción litúrgica:

1- La postura de la oración Cristiana ha sido, es y será siempre de rodillas.
Es gesto de adoración y de pequeñez. Incluso depende el rato que se esté puede ser verdadera mortificación.

Nos unimos así en oración, piedad y reconocimiento de nuestra pequeñez a toda la Iglesia y a los santos.


2- Como he dicho antes, es muy importante el signo.

El arrodillarse siempre ha sido signo de reconocernos menos de aquel ante el que nos arrodillamos. Estar de pie significa estar de igual a igual. Y Dios es más grande que yo, por eso debo estar arrodillado ante Él, por eso debo fundirme con Él en la Comunión arrodillado ante Él, por eso confirmo y expreso mi devoción y amor arrodillandome ante Él.

ESTAR EN ORACIÓN Y RECIBIENDO A DIOS DE PIE MANIFIESTA EL ESTAR DE IGUAL A IGUAL Y NOS HACE OLVIDAR A QUIÉN ESTAMOS RECIBIENDO, ANTE QUIÉN ESTAMOS REALMENTE




Así pues, pienso que la siguiente cadena de acontecimientos puede resumir bastante bien las consecuencias que puede tener ésta forma de recibir a Cristo Eucaristía (gracias a Dios la mayoría de las personas que comulgan así no llegan a ser parte de dicha cadena, pero hay muchas almas que pueden participar de ella, y debemos obrar siempre para salvar almas):

1- Comulgamos de pie
2- Creemos estar de igual a igual
3- Rechazamos signos sensibles
4- Nos vamos alejando de la Tradición
5- Comulgamos en la mano
6- No prestamos atención a los sacrilegios
7- Mostramos y vemos gran irreverencia
8- Llamamos "carcas" a los que comulgan como toda la vid y estamos contra ello
9- Entre tanta irreverencia, abuso y jolgorio nos vamos olvidando de que es lo que hacemos
10- Dejamos de hablar de "Hostia" y de "cuerpo de Cristo", para pasar a hablar del "tomar el pan"
11- Nos escandalizamos de que algunos piensen que Jesucristo está sacramentalmente presente en la Hostia
12- Perdemos por completo la fe en la Pesencia Real
13- Nos alejamos del precepto dominical y de la Liturgia. Todo son sentimientos
14- Todo es relativo
15- No hay necesidad de escuchar demasiado a la Iglesia
16- Y ya sabemos lo que viene luego...


Por último (y haciendo honor al enlace que he puesto sobre "Liturgia y Belleza") debemos reconocer que hay cosas mucho más bellas que otras, que nos elevan y que nos hacen, por así decírlo, gustar del Cielo en la Tierra.

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