Hoy la Iglesia recuerda a San Maximiliano Kolbe y el pasado día 9 a Santa Teresa Benedicta de la Cruz (llamada Edith Stein).
Ambos tienen algo en común, que fueron vilmente asesinados por el regimen nazi en el campo de exterminio de Auschwitz debido a sus convicciones y a sus total rechazo al regimen (a parte, Edith Stein era de raza judía).
Por ello, el Santo Padre decía que «los campos de concentración nazis son símbolos del infierno que se abre sobre la tierra cuando el hombre olvida a Dios».
Por ello, quiero dedicar esta entrada a hablar sobre el nazismo, sobre su relación con la Iglesia (especialmente con Pío XII) y para desmentir las tontas mentiras que los enemigos de la Iglesia (y el Enemigo) propagan contra ella.
Para comenzar es útil este texto tomado de la red:
«Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, contribuyó a preparar la encíclica «Mit brennender Sorge» (1937), en la que Pío XI condenó el nazismo. La encíclica, prohibida en Alemania, fue introducida en el país de modo clandestino y leída a los fieles en las iglesias católicas. En su presentación de la encíclica, el futuro Pío XII comparó a Hitler con el diablo y advirtió proféticamente su temor de que los Nazis lanzaran una "guerra de exterminación" El New York Times en su editorial de Navidad de 1941, elogió al Papa Pío XII por "ponerse plenamente contra el hitlerismo" y por "no dejar duda de que los objetivos de los Nazis son irreconciliables con su propio concepto de la paz Cristiana"».
El concordato y las quejas de la Santa Sede
Como bien dice este texto, el Santo Padre Pío XI publicó el 21 de marzo de 1937 (domingo de ramos) la encíclica Mit Brennender Sorge ("Con ardiente preocupación"), la cual se leyó en todas las iglesias de Alemania (tuvo que ser introducida en el país de manera clandestina) y en cuya elaboración participó activamente el cardenal Pacelli, futuro Pío XII.
Después de la I guerra mundial, la Santa Sede intentó firmar un concordato con Alemania. En cuanto Hitler llegó al poder, firmó dicho concordato.
A pocas semanas de la conclusión del concordato, el cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, secretario de Estado, a la pregunta del diplomático británico: «¿Respetará Hitler el concordato?», respondió: «Absolutamente no, podemos sólo esperar que no viole todas las cláusulas a la vez».
Como había predicho Pacelli, a las pocas semanas de ser firmado, Hitler violó el concordato, persiguiendo a los católicos, especialmente a los de raza judía (hay que notar que en aquella epoca muchos judíos que habitaban en la diáspora se convirtieron al Cristianismo).
La Santa Sede mandó más de 50 avisos al Gobierno Alemán, el cual siguió violando los derechos humanos y sin dejar en paz a los Católicos los cuales, al fín y al cabo, seguían a un judío.
La encíclica
El Santo Padre adelantó la visita acostumbrada de los obispos alemanes a la Santa Sede para poder tratar el asunto. Todos estuvieron de acuerdoen que era necesaria una firme condena.
Así pues, la encíclica fue redactada en poco tiempo y enviada de manera clandestina al Nuncio de Berlín. Éste la pasó al Obispo, el cual se encrgó de encontrar doce imprentas clandestinas en las cuales. Algunos obispos hicieron imprimir centenares de miles de copias.
Las copias fueron distribuidas clandestinamente y fueron leídas el 21 de marzo de 1937.
El Padre Gumpel S.J., contó a ZENIT su testimonio de aquel día:
«Yo tenía 14 años y estaba en la catedral de Berlín cuando en la homilía fue leído el texto de la encíclica --recuerda el padre Gumpel a Zenit como si fuera hoy--. La iglesia estaba repleta y la reacción general fue de convencida aprobación».
El lenguaje era claro y explícito. Hitler estaba engañando a los alemanes y a la comunidad internacional. La encíclica afirmaba que el jefe nazi era pérfido, no fiable, peligroso, alguien que quería sustituir a Dios.
Relata el padre jesuita que «la reacción de los católicos fue entusiasta», mientras que «la reacción de Hitler fue furibunda». Se cuenta que Hitler durante tres días estaba tan fuera de sí que no quiso ver ni recibir a nadie.
La Gestapo fue informada el sábado por la tarde por un empleado de una imprenta que la encíclica había sido impresa, pero ya era demasiado tarde detener parar el asunto, y no se atrevieron a entrar en las iglesias porque esto habría suscitado una revuelta. Aunque el domingo por la mañana ante las iglesias había guardias de la Gestapo, para ver si la gente tenía un texto impreso en la mano, y si alguien era sorprendido en posesión de un texto impreso era denunciado y arrestado. Las doce imprentas fueron confiscadas sin ningún reembolso y algunas personas acabaron en prisión.
La comunidad internacional reaccionó de manera entusiasta. Las comunidades judías estaban contentísimas porque aquella encíclica era la más dura condena del racismo. Todos los periódicos judíos del mundo manifestaron entusiasmo por todo lo que había hecho la Santa Sede.
«Sin embargo --recuerda Gumpel con amargura--, en 1938, a pesar de que el pontífice había declarado que Hitler no era de fiar, en la conferencia de Munich, Inglaterra, Francia e Italia hicieron un acuerdo con el régimen nazi».
Pío XII, la leyenda negra de los enemigos de la Iglesia, la moda cristianofobica
Como ya he dicho, es preocupante que unos bulos propagados por los enemigos de la Iglesia (y como ya he dicho, especiamente por el Enemigo de la Iglesia Católica) sean creídos como ciertos y que incluso se hagan libros y peliculas contra Pío XII.
Así pues, voy a intentar brevemente sacar a la luz la verdad sobre este gran Papa.
¿Es cierto que muchos católicos callaron ante el holocausto?
Si, cobardes hay en todas partes.
Ahora bien, ni el Santo Padre ni la Santa Sede estuvieron entre esos cobardes.
Las acusaciones contra Pío XII no tienen fundamento alguno.
Cuando preguntas a los defensores de esa mentira cuales son sus argumentos, te ponen una foto de dos obispos que nadie sabe quienes son los cuales están haciendo el conocido saludo fascista junto a unos militares. Como ya he dicho hay cobardes en todas partes, pero es obvio que esa foto no demuestra nada sobre Pío XII y la Santa Sede, sino sobre esos dos obispos en concreto.
Así pues, existe multitud de libros y estudios serios los cuales demuestran que Pío XII nunca apoyó el nazismo, sino todo lo contrario.
Muchos de esos estudios existen gracias a que Pablo VI mandó abrir los archivos vaticanos sobre este caso, pese a que muchos se obcecen en que no todo a sido puesto en manos de los expertos y estudiosos.
En esta página hay una buena cantidad de pequeños artículos al respecto, con argumentos reales. Estoy esperando a que los que defienden las mentiras sobre Pío XII hagan también aunque sea un solo estudio serio con algún tipo de fuente histórica.
Cuando lo hagan hablamos.
PD: Sería bueno que sa gente lea las declaraciones de muchos judíos (incluso algún rabino) salvados del holocausto gracias a Pío XII.
PD 2: Sería bueno hacer notar que recientemente se ha demostrado que Hitler quería matar a Pío XII.
Los católicos encarcelados y asesinados
Como ya he dicho, multitud de católicos fueron asesinados por el regimen nazi, haciendo caso omiso de los llamamientos de la Santa Sede y del concordato que había firmado.
Muchos de esos prisioneros eran sacerdotes o consagrados, los cuales demostraron un gran ejemplo de Fe. Por eso algunos de ellos han sido elevados a los altares.
Voy a centrarme en tres de ellos, bellísimos ejemplos de Fe y que nos muestran como iban las cosas.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz era de origen judío. En su juventud se convirtió al Catolicismo y entró en un convento de clausura.
Debido al odio nazi huyó a un convento en Holanda. Holanda finalmente cayó en manos de los nazis.
El 26 de julio de 1942 se leyó en todas las Iglesias de Holanda una carta pastoral de los obispos del país en la cual se condenaba el nazismo, pese a que el regimen había prohibido hacerlo.
La reacción no se hizo esperar. Los nazis indagaron entre los católicos y todos en los que encontraron algo de ascendencia judía fueron arrestados por la Gestapo.
Dos guardias fueron a buscar a la clausura a Teresa y a su hermana Rosa, las cuales fueron conducidas al campo de exterminio de Auschwitz, donde después de un ejemplo de Fe y Esperanza murieron gaseadas.
San Maximiliano Kolbe fue arrestado debido a que dirigía una revista en Polonia la cual era patriótica y Católica, lo cual perjudicaba gravemente al regimen.
San Maximiliano fue también conducido a Auschwitz, donde se ofreció a morir a cambio de la vida de un condenado.
El Padre Rupert Mayer SJ
Internado en un campo de concentración Nazi.
En su primera audiencia pública, concedida a cinco mil compatriotas alemanes, 25 de Abril, 2005, el Papa Benedicto XVI presentó como ejemplo de vida al Beato Rupert Mayer (1876-1945), sacerdote que con su vida desafío al nazismo y fue internado en un campo de concentración. Nacido en Stuttgart, el 23 de enero 1876, entró en la Compañía de Jesús en 1890. Fue capellán de inmigrantes y ayudó espiritualmente a los soldados en la primera guerra mundial, donde quedó herido. Por este motivo, se le amputó la pierna izquierda. Reanudó su ministerio dedicándose a los pobres y a la dirección de la Congregación Mariana de Múnich. El padre Mayer fue uno de los primeros que comprendieron la naturaleza del movimiento hitleriano y desde 1923 afirmó que un católico no podía adherir al nacionalsocialismo. Cuando en 1933 Hitler llegó al poder, siguió manteniendo públicamente sus ideas, motivo por el cual fue encarcelado en 1939 y encerrado en el campo de concentración de Sachsenhausen. Dado que su salud empeoró gravemente, los nazis, por miedo a que su muerte en el campo de concentración hiciera de él un mártir, le internaron en la abadía de Ettal. Murió en 1945, en Múnich, a causa de un derrame cerebral mientras predicaba.
Juan Pablo II le beatificó en esa ciudad el 3 de mayo de 1987. Su tumba que se encuentra en Múnich es hoy un lugar de oración.
Fuente: Zenit, ZS05042604
Nosotros recordamos
Como final a este breve artículo, recomiendo la lectura del documento de la Santa Sede "Nosotros recordamos", sobre el antisemitismo y la Iglesia Católica.
Espero que esto haya servido para aclarar la verdad y defender a la Iglesia, atacada por sus enemigos por todo flanco.
viernes, 14 de agosto de 2009
Sobre la Iglesia y el nazismo
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